Transformación del mercado laboral: Perspectivas desde América Latina y el Caribe
En un mundo en constante cambio, el mercado laboral está atravesando transformaciones profundas y rápidas. La llegada de nuevas tecnologías, la inteligencia artificial, el Big Data y el avance hacia una economía verde están redefiniendo las habilidades y competencias necesarias para el trabajo del futuro. Sin embargo, cuando miramos este panorama desde América Latina y el Caribe, surge una realidad compleja: una región con profundas brechas de desigualdad que limitan el acceso a las oportunidades emergentes de este nuevo entorno.
El Foro Económico Mundial nos ofrece una visión del futuro del empleo donde habilidades como la alfabetización técnica, el pensamiento analítico, la creatividad y la empatía serán fundamentales. Pero, ¿qué significa esto para un contexto como el nuestro, donde más de 200 millones de personas siguen sin acceso a internet móvil, según la organización GSMA? La brecha digital es solo una de las múltiples capas de desigualdad que enfrentamos. De acuerdo con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y Microsoft, un 32% de la población de nuestra región no accede a este servicio básico, y las cifras son aún más alarmantes en las zonas rurales, donde solo el 37% tiene alguna conectividad.
El desafío de la conectividad y la educación
Este acceso limitado a la tecnología impacta directamente la capacidad de nuestra región para adaptarse a las demandas del mercado laboral del futuro. Mientras en las zonas urbanas el 71% de la población cuenta con opciones de conectividad, en las áreas rurales esta cifra cae dramáticamente. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) revela que, aunque en promedio el 81% de los hogares del quintil más alto tiene acceso a internet, esta cifra se reduce al 38% en los hogares del quintil más bajo. La desconexión digital no solo limita el acceso a la información, sino que también restringe las oportunidades de educación, formación y empleo digno, perpetuando un ciclo de pobreza y exclusión.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que se necesitarían aproximadamente 68.500 millones de dólares para cerrar la brecha digital en nuestra región. Pero esta inversión, aunque crucial, no es suficiente por sí sola. Necesitamos un compromiso conjunto entre gobiernos, sector privado y sociedad civil para garantizar que estas inversiones se traduzcan en acceso real y significativo para las comunidades más vulnerables. Programas como «Internet para Todos» en Perú, que ha conectado a 2 millones de personas, son un ejemplo de lo que se puede lograr, pero necesitamos multiplicar estos esfuerzos en toda la región.
La equidad en el acceso al futuro del trabajo
Hablar de las cinco áreas de trabajo del futuro —tecnologías digitales, empleos verdes, profesionales de la salud, trabajo manual especializado y narración creativa— desde nuestra región implica reconocer que todas requieren, en su mayoría, acceso a tecnología. Incluso en trabajos manuales, como la agricultura o la construcción, las nuevas herramientas inteligentes y la digitalización están cambiando la manera en que se hacen las cosas. Entonces, ¿cómo podemos aspirar a ser competitivos en un mercado laboral que demanda habilidades digitales cuando la mayoría de nuestra población no tiene acceso básico a internet?
Además de la conectividad, se necesita un enfoque integral que incluya educación de calidad, formación técnica y programas de reentrenamiento que lleguen a todos los rincones de América Latina y el Caribe. De nada sirve fomentar la alfabetización técnica si millones de personas aún no tienen acceso a la educación básica. Según las últimas proyecciones de la CEPAL, solo un tercio de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) está en camino de alcanzarse para 2030. Esto significa que estamos lejos de asegurar un futuro más justo y equitativo para todos.
Un llamado a la acción para un desarrollo sostenible
La ONU ha señalado en 2023 que, con solo siete años antes de la fecha límite para cumplir los Objetivos Globales, estamos lejos de donde deberíamos estar. Las crisis interconectadas, como la pandemia de COVID-19, el cambio climático y los conflictos globales, han generado efectos devastadores en áreas críticas como la salud, la educación, la alimentación y la paz. En América Latina y el Caribe, estos desafíos se sienten con fuerza, reflejando un desempeño mixto en la consecución de los ODS: un 46% de las metas requieren aceleración y un 22% necesitan una reversión del estancamiento o retroceso.
Cerrar la brecha digital, mejorar la conectividad, garantizar la educación de calidad, y promover el empleo digno son tareas urgentes que requieren un enfoque conjunto y decidido. Necesitamos políticas públicas efectivas, más alianzas público-privadas, y un compromiso real de todos los sectores para asegurar que nadie quede atrás. El desarrollo sostenible no es una opción, es una necesidad inminente para nuestra región.
En este contexto, el llamado es claro: debemos redoblar esfuerzos, trabajar juntos y buscar soluciones innovadoras que nos permitan avanzar hacia un futuro donde todos tengamos las mismas oportunidades de prosperar en el mercado laboral del futuro. América Latina y el Caribe tienen un inmenso potencial, pero solo podremos alcanzarlo si logramos superar las barreras estructurales que nos frenan. La conectividad, la educación y la igualdad de oportunidades no son solo derechos, son los pilares para un desarrollo verdaderamente sostenible.
Escribió para Cambio Sostenible,
Equipo de Consultores.